17 Capitulo Seis Cuando La Aflicción Es Causada Por Una Maldición Mientras estaba escribiendo esta sección de este libro un pastor me llamó para oración y consejo. Durante la conversación, también hablé con su esposa la que me compartió que su espalda había sido afectada mientras laboraba en un trabajo que involucraba levantar cajas de cuarenta libras de carne congelada en un restaurante de comida rápida. El accidente ocurrió hace varios meses y había sido diagnosticado con hernias en sus discos de la espalda. Algunos meses después de la lesión original ella se despertó una mañana con un gran dolor, siendo incapaz de mover sus piernas. Ella ha estado en continuo dolor desde entonces. Mientras escuchaba, yo supe en mi espíritu que el dolor de ella no era por el incidente que ocurrió en su trabajo. Esto fue confirmado cuando sus próximas palabras describieron como ella creció con sus hermanos y siempre había realizado fuerte trabajo físico. Levantar cajas de cuarenta libras era algo que ella hacia todo el tiempo en este trabajo y nunca antes había tenido un problema. Ella no estaba haciendo nada inusual. El Señor me dijo que el Diablo la había golpeado con una palabra de maldición (la que se originó por un compañero de trabajo celoso) en el momento de realizar una actividad para la cual ella, lógicamente asumió que la causa obvia y explicable, fue el hecho de levantar la caja. Ella nunca se desconectó de ese pensamiento, aun cuando estaba enteramente acostumbrada a tal actividad. Una característica frecuente de las aflicciones que vienen a través de maldiciones es que arriban apareciendo de la nada, y no tienen explicación lógica para su severidad. Como en el caso de la creyente levantando la caja, pueden parecer tener una razón superficial, pero no una razón realmente válida. Satanás es muy engañoso, y a menudo esconde sus aflicciones detrás de un efecto que suena razonable de posibles causa humanas. La causa era obvia para el razonamiento lógico de esta mujer – el incidente de levantamiento, y el efecto fue el dolor de espalda, ¿cierto? ¡No! Pero nunca pensaríamos dos veces acerca de que la causa fuera algo mas que la caja pesada a menos que nos tomemos la molestia de preguntarle al Señor por revelación acerca del incidente. Las maldiciones deben discernirse en el Espíritu. Ellas no serán aparentes a menos que el Señor nos lo diga. A menudo esto no ocurrirá a menos que Le preguntemos.21 Por el teléfono, guié a esta hermana en una oración de arrepentimiento por depender de soluciones humanas (a menudo medicas) en vez de primero preguntarle a Dios que hacer. Luego quebranté las maldiciones que habían posibilitado que ocurriera la lesión, y hablé 21 Las maldiciones existen en el cuerpo de Cristo hasta que en Apocalipsis 22:3 aprendemos que (finalmente) ya no habrán maldiciones. Así que la doctrina de que las maldiciones en contra de los creyentes no pueden existir porque Cristo nos hizo libres de ellas no es entendida en forma exacta. Gálatas 3 nos dice que Cristo si nos capacitó para ser libres de las maldiciones (dondequiera que aparezcan), pero así como nuestra necesidad de sanidad, esta libertad debe ser aplicada en fe cada vez que se necesite. Si las ignoramos, las maldiciones nos afectaran en forma adversa de la misma manera que nos afecta ignorar nuestra salud prometida. Cada vez que necesitamos sanidad, aplicamos la Palabra escrita y cualquier palabra rhema especifica del Señor. Esto es igualmente cierto al tratar con las maldiciones. Satanás usa la ignorancia Cristiana a este respecto con muchísimo éxito. Para mayor información sobre este importante hecho, ver Cambiando las Maldiciones en Bendiciones, por Carl L. Fox, y Quebrantando la Autoridad de la Maldición del Hijo Bastardo: Restaurando la Congregación del Señor, por Carl L. Fox y Paul D. Norcross.
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