¿Como Puedo Recibir mi Sanidad de parte de Dios?

43 Capítulo Quince Aprendiendo a Tener Fe, No Temor Dos incidentes vienen a la mente que ilustran cómo el Señor trabajó dentro de nuestra familia para tener fe para nuestra salud. En 1997 el Señor me devolvió a trabajar a tiempo completo en el ministerio. Yo había dejado un ministerio grande a nivel mundial, trabajando con personal militar a tiempo completo, y me mude al nordeste de los estados Unidos para empezar un ministerio de una iglesia en la casa. Para apoyar a mi familia, empecé a trabajar como ingeniero a tiempo completo mientras continuaba atendiendo el ministerio a medio tiempo. Dentro de unos pocos años me volví un ingeniero gerente ejecutivo de varias corporaciones Fortuna 500 (Dios es realmente asombroso), hasta que el Señor me volvió a llamar de nuevo al ministerio a tiempo completo, después de diez años. Regresar al ministerio a tiempo completo significaba no disfrutar de los servicios corporativos de salud. Esto era un problema menor de fe para mi esposa y yo, ya que sabíamos que el Señor es fiel. Realmente disfrutábamos con el gozo de crecer caminando en fe. Esa fe fue probada un día cuando mi hijo mayor tenía doce años. Un día, él se rompió su brazo jugando con sus amigos. Se había quebrado el brazo derecho. Mi esposa Rita es una enfermera graduada, y sabe reconocer un brazo roto cuando ve uno. Ella oró por nuestro hijo en medio de su dolor, y el dolor ceso inmediatamente. Unas horas mas tarde yo vine a casa para la cena, y el dolor había comenzado a regresar de nuevo. Yo le hablé al dolor, y le dije que saliera en el nombre de Jesucristo. Inmediatamente salió de nuevo. Nosotros entablillamos el brazo durante la noche. A la mañana siguiente, el dolor intentó regresar una vez más, y de nuevo nosotros oramos. El dolor salió, y supimos en nuestro espíritu que nunca regresaría, ya que el trabajo curativo de Dios estaba completo. Discutimos el asunto con nuestro hijo, y él se sentía seguro de que la sanidad divina había sido completa. Le quitamos la tablilla después un día y mi hijo dijo que sentía la típica comezón interna que acompaña a los huesos sanados. Su brazo estaba totalmente curado a finales de ese día. Después de ese incidente, no hemos tenido nunca preocupaciones de nuevo acerca de si Dios podría o no sanar cuando se presentara una necesidad personal. Sanar, es su naturaleza misma, y es parte de Su pacto sanarnos cada vez que nos apropiamos de las bendiciones de I de Pedro 2:24. Tal como con el incidente del brazo atrofiado de Carl Fox, nosotros no miramos lo que vemos con nuestros ojos. Vemos lo que la Palabra de Dios dice, y lo que el Espíritu del Señor está diciéndonos, y descansamos en él. El segundo incidente involucra a mi hermano. Él fue con el doctor un día para conseguir examen completo de su ulcera estomacal. Así pensó el. Pero en vez de eso, tu puedes imaginarte el susto que tuvo al recibir un diagnóstico de cáncer esofágico. Aturdido, él pidió la prognosis. No era nada bueno–solo cinco meses de vida, y era inoperable. Solo tenia 45 años de edad. Yo volé a Colorado para ministrale sanidad. Cuando oré, en ese momento el supo que Dios lo había sanado. Él tenía lágrimas saliendo de sus ojos, y sintió a Dios operando en su interior. Pero como con todos nosotros, el peso de la opinión médica y la enormidad de las circunstancias agobio su corazón y disminuyo su fe. Durante los próximos tres meses él soportó tratamientos de quimioterapia, y perdió su sanidad.

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